Rosario Te conocí con tu cintura circunvalada por villorrios y tiendas de gitanos. Murciélagos sin alas batían ausencias en las cornisas. Se extravía en la extensión de la ribera un nombre de mujer que no he de repetir. Se cae la vida con su cadena de rezos. Una tarde fría y una llovizna punzante se clava en la cara y los pensamientos. Rebusco entre tus pliegues un poco de piel sin maquillaje. ¿Por qué agonizo cuando pienso en despedirte? ¿Por qué no puedo dejarte partir? Me nublo de tristeza cuando te quedas detrás. Cuando enamore a la luna sobre el río, muy cerca de los silos, te dormirás conmigo. Te nombro a ciegas. Y luego presiento, lo que prestidigitan los dedos delgados de los músicos, lo que jadean las golfas míticas en los escondites del barrio de Pichincha, lo que una pérdida arranca a otra pérdida, lo que el amor miente cuando explica qué es el amor. Dejo que me anegues, porque tus aguas nocturnas se asemejan al regazo de una madre o a los pechos de una amante, el lugar donde la cabeza pierde el peso. (a mi amiga Ana María Sardisco) Tripaldi, Nicolás. (2015). Pasajeros de la historia: poesías anacrónicas (1a. ed.). Ciudad Autónoma de Buenos Aires: De los cuatro vientos, p. 51-52 http://nuevoparhadigma.com.ar/tripaldipoeta.htm http://nuevoparhadigma.com.ar/invest.htm nicolastripaldi@yahoo.com