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          Dolores Vizcaya Alonso

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de cristal a crisol

TRANSURGENCIA

La transmutación de los nuevos niños
Jorge Balbi

acerca de este libro

http://transurgencia.blogspot.com

loscrisol@gmail.com
Reportajes y Comentarios:
Claudia Bazán Cultura Masiva
 


Nuevos Niños Un fantasma recorre el mundo. Es el fantasma de un mundo mejor, posible. La humanidad está comprobando que sus nuevos hijos ven y viven la vida en forma diferente. Más
transparente, más honesta, más amplia, más espiritual. Prosiguiendo con la gradacion de vibraciones que empezó con los Indigo y pasó por los Cristal, hoy los Crisol están entre nosotros. En cierto modo, aislada, imperceptiblemente, lo han estado siempre. Esto genera expectativas, en ellos y en nosotros. ¿Cómo son, cómo ven la existencia? ¿Qué podemos compartir y construir con ellos? ¿Qué riesgos los acechan?

Jorge Balbi. Un turista en el planeta Tierra... más por viaje de trabajo que de placer.

acerca de este libro

Precio de venta: $ 350.-
Solicite su ejemplar a: nuevoparhadigma@gmail.com




Preludio
Vindicación de la heterodoxia

    Este es un libro urgente.
    Y, en verdad, son dos.

    La premura y la heterodoxia, entonces, lo marcan desde el vamos, lo atraviesan como radiantes flechas de sol.

    Una traición -los avatares de una tradición- demoró la publicación de la primera parte, que recién en esta edición conoce el público en forma integral. Hacia el invierno de 2003, casi sin proponérmelo, vislumbré -o me fue atisbada- la presencia de la vibración siguiente mientras escribía sobre los niños Cristal. (1)

    Redacté, entonces, esos textos, que hoy constituyen la porción inicial de este volumen, de temática y tono cristalinos.
    Sin embargo, percibí en ellos cierta inquieta efervescencia, cierta fuerza decididamente concreta y en ciernes, como de agua a punto de romper el hervor, poco habitual en las pletóricas de paz cosmogonías de lo Cristal.

    Era una inefable y firme vehemencia de cambio, de voluble cualidad proteica, de mágmica plasticidad candente, de silente pero fragorosa fragua.
    Era la energía reconcentrada de las líneas mutantes de los hexagramas del I Ching, que prefiguran y anuncian su inminente transmutación.

    Creí -en aquellos días- que los textos eran los que mutaban.
    Hoy, con casi cuatro años de perspectiva, me doy cuenta de que el mutante era yo.

    Que era -y soy, y somos…- parte de un proceso más vasto, impensable casi.
    Una operación de dimensiones pasmosas, estelares; que involucra muchos planos amén de éste.
    Y de que un único punto de vista era insolvente para abarcarla.

    Y que -necesariamente- a fuerza de amplitud nos conduce al mismo tiempo a la precisión y a la humildad, al conocimiento y a la incertidumbre, a la contemplación y a la acción incesantes y simultáneas.

    Nos conduce, de forma ineluctable, a ser heterodoxos.

    Por lo tanto, no fue una sorpresa cuando hace unos meses, al retomar el tema, decidí ese enfoque para escribir sobre los Crisol, la generación siguiente a los Cristal, un paso más en la evolución humana. (2)

    Inevitablemente, hablar de esto es visitar las fuentes del vislumbre, aquellos que calzaron de una manera extraña, los «varios hombres en uno», como definió Borges a Emmanuel Swedenborg. (3)
    Los “nowhere men” (4), los habitantes de dos mundos en uno.

    Estos hombres han transitado -haciendo filigranas a su paso- liminares filos de navaja cotidianos. Fueron, en sí mismos, portales uniendo varios planos, puntos de vista y acción.

    Swedenborg unió la ciencia y la mística.
    Blake la fe, la inteligencia y la estética.

    Gurdieff la entrega y la voluntad.
    Jung la conciencia individual y el inconciente colectivo. Reich la autodeterminación personal y la energía cósmica.
    Scott Peck la psiquiatría y el exorcismo.
    Kühlewind los campos del impreciso lenguaje y del inefable significado.

    Jesucristo -al fin- las existencias espiritual y terrenal, y como nadie, enseñó que la construcción del Reino está en el aquí y ahora, en el corazón del hombre, en el centro de la cruz.

    Un pensamiento señala con razón que la característica del genio es darse cuenta del principio común que enlaza dos fenómenos en apariencia antagónicos.
    Es la visión -genial, dialéctica, holística- de Newton cuando comprende que la manzana que cae y la Luna que no cae son sendamente regidas por la universal ley de gravedad.

    Esa actitud implica apertura, confianza, sed de saber, servicio.
    Y casi siempre, generosidad y coraje.

    Todo heterodoxo gana dos enemigos: los fanáticos acérrimos de cada ortodoxia que se propone reunir, aguas y aceites de la sopa cósmica.

    Pero, en virtud, sabe en su íntimo coleto que no une nada, que Todo estaba unido ya desde el principio, y que toda separación puede entrañar en sombras un ilusorio intento de control.(5)

    Gente como esta, y otros, pioneros, inclasificables, anónimos las más de las veces, configuraron primigenias personificaciones de lo Crisol, excepciones de las excepciones, patafísicos de lo cotidiano.
    Con su presencia y obras dijeron al seguro dogmático: «Hey!... el mundo es más grande de lo que te piensas…», con esa ubicua recomendación de hospitalario criterio que Hamlet le hace a Horacio acerca de su filosofía.

    De allí la importancia de la heterodoxia como ejercicio constante, porque nos libera -humildemente- de las falsas creencias, porque nos acerca a Dios, es decir, a la vida. «No vengo a destruir la Ley, vengo a completarla» (6): lo holístico siempre suena heterodoxo…

    Y porque es esencial para comprender lo que está pasando.

    Porque, lo entendamos o no, esa vasta consumación se está dando en nuestro planeta.
    E incluye -cómo no- nuestra humanidad.

    Es una inconcebible conjunción de planos existenciales y de niveles de conciencia, pero aclararé con énfasis: sin desmedro de la identidad.

    Ni de la libertad individual.

    Ni de la relevancia de la acción y decisión personales.

    Por eso la urgencia de este libro.
    Porque los Crisol están aquí, donde Luz y Sombra los esperan.

    No vienen por mandato. Vienen por amor.
    No vienen a salvar. Vienen a construir.
    No vienen a ser mártires. Vienen a ser humanos.

    Y es urgente porque las fuerzas involutivas van a intentar confundirlos.
    O mejor: detenerlos.
    O mejor: cautivarlos.
    Y si no pueden… aislarlos.
    Destruirlos.

    Nada de esto importa, verdaderamente.
    El problema está en la vida, y no la vida en el problema.

    Nada de esto importa en definitiva, salvo como un aviso entre amigos, porque los Crisol están aquí.

    Y la Transurgencia está en marcha.

    Como siempre.

    Y para siempre.

    Notas al pie:

    (1) No es que los vaticinios me importen gran cosa -al fin de cuentas, se han transformado en un deporte muy popular-, pero sí me resultan útiles como datos a la hora de tomar decisiones en el aquí y ahora. Saber que las plantas se marchitan sin agua es válida motivación para regarlas…

    (2) Mi hilo de Ariadna comenzó un domingo, en un parque, en una biblioteca ambulante, con mis manos eligiendo al azar un tomo de Borges. Su poema “El Alquimista” me acechaba dentro, como desde siempre.

    Esto es sólo el preludio...

    (3) J. L. Borges en el prólogo a “Mystical Works” de Swedenborg; en “Prólogos con un prólogo de prólogos”, Torres Agüero Editor, Bs As, 1975.

    (4) “Nowhere” es un calembour que junta “Now here” (aquí y ahora) con “No Where” (de ningún lugar). Nunca supe a ciencia cierta a cuál de las dos se refirieron Los Beatles en su «Nowhere Man». Probablemente a ambas, a la vez. Sea cual fuere la respuesta, no deja de maravillarme esta elocuente imprecisión utópica, este oxímoron.

    (5) Cierta vez, un chico índigo de cuatro años al que le mostré uno de esos cristales que irisan según la luz, quiso preguntarme por cuál era mi color preferido, pero lo hizo con la siguiente expresión: «¿Cuál es tu parte favorita?»... Si eso no es ser holístico, díganme qué lo es...

    (6) Mateo 5:17